por Kassandra Burd, M.Sc. Neuropsicología cognitiva, Universidad de Kent
Con los notables avances en tecnología y robótica en las últimas décadas, no hay duda de que la tecnología es el futuro. Ya se trate del último iPhone o de robots sensibles que realizan tareas humanas, es evidente que una gran mayoría de hombres dominan estos campos, ya que supuestamente son los autores intelectuales detrás de la evolución de la máquina. Si bien es cierto que las mujeres también trabajan detrás de muchos de estos avances tecnológicos, existe una grave escasez de mujeres que se unan a estos campos. Por ejemplo, de 444 constructores de robots que representan a 24 candidatos a robots en las Finales del Desafío Darpa Robotics 2015, solo 23 de los constructores eran mujeres, lo que significa que el 94.8% eran hombres (Robotics Business Review, 2015). Algunos pueden creer que las mujeres simplemente no fueron “hechas” para crear robots, sin embargo, hay múltiples razones por las que las mujeres son adecuadas para una carrera en robótica; esto incluye una mayor capacidad de colaboración, tendencias menos competitivas que los hombres, estrategias multitarea y una mayor empatía, lo que puede ayudar a fomentar la cooperación con los demás (Ciprian et al., 2018). ¿Cómo podemos hacer de la tecnología un campo más atractivo para las mujeres? Además, ¿cómo podemos ejemplificar a los que ya lo han hecho?
Una de las mujeres que ha hecho una contribución notable a la robótica es Cynthia Breazeal, quien es científica jefa de la empresa Jibo. Su función es ayudar a crear inteligencia artificial social que ayude a las personas en su vida diaria (Sarkar, 2018). Específicamente, estos robots se consideran robots familiares con tecnología incorporada para ayudar a reconocer las voces de los miembros de la familia para ayudarlos con cualquier tarea que necesiten. Esencialmente, juega un papel en la construcción de conexiones entre los miembros de la familia mediante la coordinación de tareas. Otra mujer notable que contribuye a la robótica es Deanna Hood, ingeniera eléctrica centrada en el desarrollo de robótica que puede ayudar con la educación y la atención médica (Silicone Valley Robotics, 2019). Parte de su trabajo incluye un compañero robótico que se usa para ayudar a los niños con la escritura a mano y un automóvil que puede ser controlado por el cerebro por alguien que tiene parálisis. Rara vez leemos sobre estas mujeres en los medios de comunicación, lo que dificulta que las mujeres tengan modelos a seguir que puedan servir de inspiración para que ellas mismas ingresen al campo. Es evidente que los medios de comunicación deben hacer un mejor trabajo al presentar las contribuciones de las mujeres a un nivel similar al de los hombres. Lo que es evidente con estos ejemplos es el hecho de que estas mujeres están adoptando enfoques positivos para la IA y están ayudando a construir una sociedad que se beneficiaría de la evolución robótica. En última instancia, pueden utilizarse de forma ventajosa en lugar de catastrófica y antagónica.
Es plausible suponer que con más mujeres ingresando al campo, menos podríamos ver modelos con más características masculinas, lo que hace que la robótica sea más atractiva para las mujeres. Parecería que el género juega un papel importante en la forma en que percibimos a los robots (Robotics Business Review, 2015). Construir robots para luchar, correr y dar volteretas hacia atrás podría verse estereotipadamente como una “masculinidad” agresiva que podría tener graves consecuencias en el futuro; esta agresión podría ser una de las razones por las que la robótica pierde su atractivo entre las mujeres. Hace un par de años, se hizo viral un video de un robot que puede realizar movimientos rápidos y alarmantes, incluido saltar sobre cajas (Gibbs, 2017). El artículo afirma que debemos "tener mucho miedo", lo que en última instancia infunde miedo humano al futuro de los robots.
A pesar de esta terrible perspectiva sobre la proporción de mujeres en tecnología y robótica, existen soluciones que podrían llevarnos hacia un futuro mejor si se implementan tanto en la carrera como en la educación. Si trabajáramos más comúnmente en la creación de robots con características más sociales y benévolas que podrían emplearse para el bien de la humanidad, podríamos ver un aumento en las mujeres que desarrollan un interés en ingresar al campo. También es fundamental que las niñas estén expuestas a materias de informática y tecnología antes del comienzo de su educación postsecundaria; esto ayudaría a las niñas a sentirse más seguras en el campo actualmente dominado por los hombres y las ayudaría a obtener los conocimientos y las habilidades necesarios para tener éxito (Lee, 2018). Además, un aumento en los modelos de roles femeninos en robótica sin duda alentaría a más niñas y mujeres a desarrollar un interés en la tecnología, lo que con suerte conduciría a nuevos avances incluso antes. La inclusión de mujeres en la robótica puede ser constructiva en el sentido de que proporcionaría al campo una nueva perspectiva sobre las direcciones futuras (Wynsberghe, 2019). Dado que los hombres y las mujeres experimentan el mundo de manera diferente, la colaboración sería útil para determinar cómo los humanos pueden hacer un uso productivo de los robots y dónde cambiar el enfoque actual para facilitar la vida de aquellos que podrían beneficiarse de la asistencia robótica. Si somos firmes en la implementación de estas prácticas para alentar a las mujeres a ingresar a los campos tecnológicos, es fácil imaginar un futuro en el que la idea de los robots como participantes en la sociedad sea un esfuerzo positivo y valioso en lugar de uno que amenace la vida humana.